Los riesgos del invierno para tu coche
Parecía que no iba a llegar nunca, pero el invierno ya está aquí. Y con él, unas condiciones climatológicas que hacen que conducir sea más delicado, así como el cuidado de nuestro coche.
Durante el invierno, la climatología adversa puede poner en riesgo nuestra seguridad. Por eso, es más importante que nunca extremar las precauciones. Y no nos referimos solo a la conducción, sino también al mantenimiento del vehículo.
Es en estos meses cuando la temperatura del asfalto hace que sea menor la adherencia de los neumáticos. Y eso por no hablar de los días en los que llueve o nieva. Por supuesto, también tiene un papel clave en las carreteras durante el invierno el hielo, que puede mantenerse a lo largo de todo el día en la vía.
La reducción de la visibilidad en invierno
Por si esto fuera poco, a la ecuación habrá que añadirle que durante el invierno se reduce la visibilidad. Y es que hay menos horas de luz al día. Además, la lluvia, la nieve y la niebla afectan a la visión del conductor, al tiempo que empañan los cristales del vehículo.
Por todos estos motivos, tener el coche a punto es más importante que nunca. Por eso, si aún no lo habéis hecho, os recomendamos llevar al taller el coche cuanto antes. Allí, podrán revisar ciertos elementos esenciales del coche, evitándonos una posible sorpresa desagradable.
Qué elementos del coche debemos revisar
Durante el invierno, como decíamos, hay que tener el coche a punto para evitar riesgos innecesarios. Revisando estos elementos, podremos circular con más seguridad.
Los limpiaparabrisas
Si algo caracteriza al invierno (aunque este se ha hecho esperar) es el aumento de las precipitaciones. Por eso será especialmente importante asegurarnos de que llevamos los limpiaparabrisas a punto.
Los expertos aconsejan renovar las escobillas cada 6-12 meses, ya que usar un limpiaparabrisas en mal estado, además de no limpiar y eliminar el agua correctamente, puede rayar el parabrisas, lo que disminuye la visibilidad del conductor y aumenta el riesgo de accidente.
La dirección
La dirección debe transmitir al conductor con fidelidad las sensaciones del firme sobre el que circulamos, en sintonia con los neumáticos.
Los frenos
Con bajas temperaturas se alarga la distancia de frenado. Por eso será especialmente importante asegurarnos de que tanto los frenos como el pedal funcionan correctamente.
Además, habrá que revisar también los latiguillos, los discos y las pastillas de freno. Y es que, al estar sometidas a desgaste, hay que comprobar regularmente su estado. El líquido del circuito de frenos debe estar al nivel que marca el depósito para que la presión sea la adecuada.
Líquidos y anticongelante
El nivel de todos los líquidos del coche debe ser el que marca el fabricante. Por eso, no puede faltar el anticongelante que asegure que el motor soporta sin problemas las bajas temperaturas.
Sistema de climatización
Cuando hablamos de seguridad, el sistema de climatización también tiene un papel importante. Y es que además de mantener una temperatura agradable dentro del habitáculo, también puede sernos muy útil en caso de necesidad.
Así, eliminará (también la calefacción, pero especialmente el aire acondicionado) el empañado de los cristales. Por eso, debemos asegurarnos de que no están sucios los filtros, o habrá que cambiarlos.
Las luces
Como ya os comentábamos aquí, las luces son un elemento de seguridad imprescindible, y más aún en invierno. Así, cuando la luz es escasa, si no disponemos de luces diurnas deberemos encender las de cruce.
El correcto funcionamiento de todas las luces es siempre imprescindible, en todas sus posiciones. Y también hay que revisar la regulación de la altura para aprovechar al máximo la parábola luminosa que crean, y que iluminen con eficacia sin deslumbrar al resto de conductores.
También hay que comprobar el resto de las luces, incluyendo los antiniebla, importantes para ver y ser vistos.
Los neumáticos
Es lo que une el vehículo con el suelo, por lo que su buen estado es primordial. La ley estipula que el dibujo debe tener, mínimo, 1,6 mm de profundidad, pero eso siempre será el mínimo. Cuando se trata de circular por zonas con agua o nieve, lo recomendable es que alcancen los 3 mm.
Además debemos comprobar que los flancos y la superficie de contacto del neumático no muestren cortes ni deformaciones, ni desgastes irregulares. Deben estar homologados con las características de nuestro coche y siempre ir inflados con la presión que marca el fabricante, para lo que deberemos revisarla regularmente.
La batería
Si bien es un elemento que siempre debemos cuidar, en invierno se ve sometido a mucha más presión por lo que podría darnos un disgusto. Por eso, el líquido de las celdas de la batería siempre debe estar en el nivel adecuado. Además, es recomendable proteger los bornes con grasa específica. Así nos evitaremos el disgusto de ir a coger el coche y que no arranque.
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