Qué son las turborrotondas
Las turborrotondas fueron concebidas para reducir los accidentes de tráfico en las glorietas. Y es que tienen algunas particularidades que las hacen más seguras, aunque al principio también más confusas.
Las turborrotondas son variantes de las glorietas convencionales que distribuyen el tráfico desde la entrada y disminuyen el riesgo de colisión. La clave para usarlas correctamente es elegir el carril adecuado y respetar las líneas continuas.
Cómo funcionan las turborrotondas
Si bien el principio básico de las turborrotondas es el mismo que el de las glorietas tradicionales, sí dan un giro de tuerca al concepto. Así, igual que en las convencionales, los que circulan por el interior tienen prioridad sobre los que quieren acceder.
En el lado de las diferencias, eso sí, también las hay importantes. La principal es que, en cada carril de la rotonda “turbo”, el tráfico va encauzado hacia distintas salidas. Por eso, no es posible que un vehículo haga la turborrotonda completa por el carril exterior, ni tampoco que alguien que vaya por el interior se cruce para salir.
Las salidas escogidas desde la entrada
En las turborrotondas, la primordial, es saber dónde vas antes de entrar. Y es que si, por ejemplo, es una de dos carriles, el conductor que entre por el exterior sólo podrá abandonar la glorieta por la primera salida o por la segunda. Quienes accedan desde el carril interior, en cambio, deberán elegir entre seguir recto, o tomar la tercera salida o hacer cambio de sentido.
Para que este sistema funcione, es imprescindible que los conductores respeten las señales viales. Así, los carriles están separados por líneas continuas, por lo que los vehículos deberán respetarlas en todo momento. Algunas, además, están reforzadas con bandas sonoras, para alertar al conductor cuando pase por encima.
Estas lineas son continuas, precisamente, para evitar cruces y colisiones Al ser una línea continua, los conductores evitarán la tentación de pasar del carril interno a la salida directamente, cruzándose con otros.
Los pros y los contras
Las turborrotondas son estructuras muy conseguidas que no sólo mejoran la seguridad, sino que también favorecen a la fluidez del tráfico. Y es que en su interior la capacidad de tráfico se incrementa en, al menos, un 35% con respecto a una glorieta tradicional. Esto se debe a que, al repartir el tráfico más rápidamente, entran más coches por segundo en cada intersección.
Como pegas a este sistema, se encontraría, claro está, la necesidad de anticipación. Es por eso por lo que desde bastante antes de llegar a las turborrotondas se va avisando a los conductores de cómo funcionan. No obstante, no es raro ver alguno que entra sin tenerlo claro, y tiene que dar la vuelta completa.
Otro punto negativo sería que, a pesar de que mejora mucho los índices de accidentalidad, éstos no llegan a cero. Esto se debe a que, al fin y al cabo, lo que separa cada carril es una línea continua, y algunos conductores siguen sin respetarla.
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