El hielo y la nieve
No hay peor enemigo en la carretera que el hielo. Y es que es muy fácil que perdamos rápidamente el control del vehículo. Por eso, es mejor estar prevenido y saber cómo actuar.
Conducir con nieve es peligroso. Pero también lo es conducir con hielo y a menudo es menos evidente.
Estos días estamos viendo imágenes de ciudades nevadas, carreteras cortadas y grandes atascos. Y más allá del uso de las cadenas en determinadas situaciones, también es importante saber cómo conducir con hielo.
Las placas de hielo
Cuando hay un temporal, además de nieve es más probable que aparezca el hielo. No obstante, las placas no se producirán sino los días de anticiclón. Y ese es uno de los motivos de peligro: en esos momentos, la carretera está, aparentemente, en buen estado. Por eso, habrá que estar especialmente alerta.
Y esta alerta se debe llevar al extremo a primera hora de la mañana. Y es que entre las últimas horas de la noche y el amanecer son las horas más frías. Si a eso le sumamos la humedad o la vegetación de la cuneta, la posibilidad de encontrar placas de hielo se dispara. Habrá que prestar especial atención en aquellas zonas en las que no de el sol, así como debajo de los puentes o las depresiones del asfalto: es allí donde más posibilidades hay.
Cómo conducir con hielo
Vísteme despacio, que tengo prisa
Si siempre es aconsejable ir con precaución, cuando pueda haber hielo en la vía mucho más. Lo recomendable es mantener una conducción suave y tranquila. Eso incluye no correr, y evitar los adelantamientos.
También es fundamental la suavidad, puesto que en estas circunstancias los neumáticos pierden adherencia.
Sobreviraje
El sobreviraje es un fenómeno que puede aparecer con hielo. Así, la parte trasera se descontrola, por lo que hay que tratar de girar el volante en la dirección opuesta para enderezar la trayectoria.
Lo mejor es evitar los acelerones, ya que harían que las ruedas patinasen sobre la placa de hielo. Ahí sería cuando el coche patinaría, perdiendo adherencia a la calzada.
Lo mismo ocurre con los frenazos: también pueden provocar un mayor deslizamiento, provocando una pérdida de control.
Las marchas largas
En estas situaciones, hay que saber jugar con el motor. Así, lo más recomendable es emplear las marchas más largas posibles, evitando superar las 2 500 revoluciones.
Mantén la distancia de seguridad
La distancia de seguridad debemos respetarla siempre pero, si hay hielo, aún más. Y es que desde que el conductor pisa el freno hasta que el coche se detiene completamente habrá mucha más distancia en estas situaciones.
Vigila los neumáticos
Especialmente en las zonas de montaña o donde suele haber grandes nevadas, es recomendable tener neumáticos de invierno. También se puede optar por unos cuatro estaciones, que aguantarán más. Tanto unos como otros están diseñados para este tipo de situaciones, por lo que proporcionan una mayor adherencia.
Por otro lado, cabe recordar la conveniencia de llevar cadenas en el maletero. Si bien no es obligatorio, en más de una situación pueden salvarnos de quedar atrapados.
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