No era una opción. No era un máximo número de ocupantes de un vehículo, ni mucho menos. Era obligatorio: todos los coches de Inglaterra en 1865 debían llevar ‘a bordo’ (más o menos) a tres ocupantes. Y explicamos lo de más o menos.

Como nos cuentan en Historias de la historia, cuando nacieron y empezaron a popularizarse los coches, había que empezar a regular la seguridad vial porque ahora los peatones corrían un peligro más. En 1865 se aprobó la llamada Locomotive Act en Inglaterra, que incluía las siguientes limitaciones:
– La velocidad quedaba limitada a 6 km/h en el país y a 3 km/h en las ciudades.
– Los vehículos deben ir acompañados por tres personas: conductor, fogonero y un tercer acompañante con una bandera roja para advertir a los peatones y demás ocupantes de la carretera de que se aproximaba un coche.

Está claro que los coches de aquel entonces eran para unos pocos privilegiados. Si bien les quitaban de andar tampoco es que les ofrecieran unas velocidades de vértigo. Eso sí, al ya inevitable coste del combustible, el conductor y el fogonero, había que añadir al hombre con la bandera roja que debía andar unos metros por delante del coche.

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