Un tipo duro va conduciendo su coche, fumando y por supuesto sin mirar a la carretera. ¿Para qué? Él puede con todo, y más, porque además no tiene ni un pequeño susto al volante. Sin embargo, eso es uno de esos mitos de los años 60. Ahora no es así: ya conocemos los peligros de conducir y hay que intentar evitarlos.
Fumar es uno de ellos. Como hemos leído en Reservas de coches, el simple hecho de buscar un cigarro puede ser un peligro ya que hace que tus manos estén ocupadas y por tanto, no pendientes de la tarea principal, que es la conducción. Por no hablar de que con el humo ni se ve bien del todo.
Molestias para los demás pasajeros
Además, resulta un estorbo para el resto de la gente que viaja con el fumador, especialmente si son niños (nosotros confiamos en que si hay niños en el coche, nadie fume), y el vehículo se quedará impregnado de un olor muy desagradable y difícil de eliminar.
Lo cierto es que todo son pegas, así que… ¿por qué hacerlo?
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