Recién estrenado el nuevo examen de conducir y todavía adaptándose los futuros conductores a los cambios que tendrán que hacer frente, la picaresca ya ha puesto nerviosos a los examinadores que ven la facilidad con la que se pueden hacer trampas en la novedosa conducción autónoma.
Esta parte, la más innovadora de la prueba, implica que los aspirantes tendrán que dirigirse a un destino sin las indicaciones del examinador, aportando autonomía e independencia a su manejo al volante. Sin embargo esta libertad de elección no implica que se «vaya por donde a uno le dé la gana» tal como ha señalado el presidente de la Asociación de Examinadores de Tráfico de España (Asextra), Joaquín Jiménez.
El hecho de tener que circular por un recorrido del que se puede alegar que se desconoce y aprovechar la excusa para ir por un trayecto aprendido de memoria previamente en la autoescuela, se considera una trampa con la que pondrán especial cuidado y vigilancia los examinadores.
Consideran esto como una «modernización» que ofrecerá mayor preparación a los nuevos conductores aunque por otro lado temen que otros muchos al ver que se hace más estricto el sistema y que tienen especial cuidado con las trampas que puedan originarse en torno a las novedades, decidan dejar para más adelante el ansiado permiso de conducir.
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