Se han convertido en la mejor herramienta para conocer el mundo de la inmediatez. Sus posibilidades son enormes no sólo ya a nivel profesional, sino que también son la voz del ciudadano que cada vez las tiene más en cuenta.
Está comprobado que la difusión de un tweet puede convertirse en un acontecimiento de lo más relevante en pocos minutos. Si a esto le sumamos el deseo de librar al ciudadano de multas de tráfico o posibles sorpresas, tenemos prácticamente una fórmula viral para destapar los radares o controles que se esconden en nuestras carreteras. Una función que se está empleando y que nosotros mismos hacemos realidad con el fin de prestar un servicio a los conductores para salvarles del afán recaudatorio existente.
Una improvisada función que principalmente Twitter y Facebook llevan a la perfección para alertar a los ciudadanos y que ha servido para destapar ciertos cambios que discretamente hace la Dirección General de Tráfico (DGT). Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el radar de la A-6 que se recolocó recientemente pasando del kilómetro 22 dirección Madrid, al punto kilométrico 18,270, que fue desvelado primeramente por los conductores en las redes sociales para posteriormente tener que confirmar sin remedio las fuentes de Tráfico.
Un apoyo que se ha visto incrementado con la futura eliminación de los detectores de radar y que ha hecho que estos medios asuman su papel de la mejor forma posible para combatir a su manera el afán recaudatorio. De esta forma, controles, radares, accidentes y concentración de tráfico son destapados por las redes sociales aportando un valor añadido a esta comunicación del presente y cada vez con más relevancia y fortaleza de futuro.
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