Conocemos casi de manual los pasos posteriores a que se nos notifique una multa de tráfico. Sabemos también la importancia de los radares en esta tarea, como los máximos controladores de que respondamos a los límites de velocidad impuestos, pero seguramente desconocemos los mecanismos que un radar tiene hasta que determina una sanción. Un aspecto curioso que no está de más saber.
En primer lugar tendremos que tener claro que la presencia de un radar siempre que no sea un control oculto o que se trate de unidades móviles, tienen que estar debidamente señalizado. El anuncio de su ubicación nos hace extremar precauciones y pone en marcha una serie de operaciones que esta tecnología hace cada vez con mayor eficiencia. De este modo el emisor del dispositivo como su propio nombre indica, emite ondas electromagnéticas que chocan con el vehículo y retornan a la antena del radar.
Efecto Doppler
En este punto es en el que se calcula la velocidad a través del cambio de frecuencia de la señal en dos puntos del recorrido, una teoría que tiene su denominación bajo el efecto Doppler. Con poco más de 6 metros que responden a 2 décimas de segundo a 120 km/h se puede calcular la velocidad no sin tener en cuenta que siempre existen márgenes de error en este procedimiento.
Finalmente la cámara que acompaña al emisor y que es una de las partes más inconfundibles de un radar, inmortaliza el momento en una fotografía donde se toma al detalle la matrícula, vehículo, vía, fecha y hora de la supuesta infracción. Un compendio de informaciones que pueden contener errores de formulación o de procedimiento, por lo que aconsejamos desde Pyramid Consulting que el conformismo no venza a la defensa de derechos si estamos ante sanciones injustas. Recurrir multas de radar también puede ser sinónimo de éxito.
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