Hablando de multas de tráfico raras y hasta con fines exclusivamente recaudatorios, nos encontramos un nuevo ejemplo que salta a los medios por su particularidad y excesivo celo. El mundo de las infracciones al volante sigue creciendo y para sorpresa del ciudadano se le exige cada vez más requisitos para no caer en una multa. Lo último es llevar la música del coche demasiado alta.
Llega el buen tiempo y eso nos pone de buen humor. Seguramente que muchos de vosotros habéis compartido esta agradable sintonía cuando el calor aprieta y con las ventanillas bajadas de los vehículos vamos escuchando música. Una acción que a todas luces nos resulta inocente pero que ahora mismo puede terminar hasta con una multa. Un episodio real en el que un joven de Reus ha podido comprobar en propia piel, lo poco tolerantes que pueden ser en un momento dado los agentes.
Todo se remonta a hace un par de semanas cuando este joven reusense de 33 años circulaba por la avenida de Marià Fortuny cuando a la altura de la comisaría de la Guardia Urbana fue observado por un agente que estaba de servicio. Éste, consideró que el joven llevaba la música demasiado alta por lo que en vez de comunicárselo u ofrecerle una advertencia, apuntó su matrícula sin pararle, haciendo del artículo 20 de la Ordenanza Municipal de Circulación su máxima.
Multa según criterio del agente
Una denuncia que se basa en el criterio exclusivo del agente, dado que la ordenanza no establece un límite máximo de decibelios, motivo que ha enfadado a este joven conductor. No sólo considera que «no llevaba la música demasiado alta», sino que ningún agente le paró para darle la notificación. Una sorpresa realmente desagradable si se tiene en cuenta que siempre que las circunstancias del tráfico lo permitan esta notificación tiene que ser en el acto y no a traición tal como considera este conductor.
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