Las posturas del Gobierno y Tráfico difieren respecto a los límites de velocidad como ha quedado demostrado tras dar a conocerse el balance de siniestralidad en las carreteras. Por un lado DGT está dispuesta y con texto reformado a la inclusión de un cambio más estricto con los límites de velocidad, mientras el Gobierno todavía no se decide a su aprobación.
El balance de los accidentes y siniestralidad en verano ha sido el responsable y detonante para poder comprobar cómo el Gobierno y Tráfico no se ponen de acuerdo en uno de los asuntos más relevantes en materia de seguridad en las carreteras. Su pulso, toda ya una realidad, pone de manifiesto que no hay excesiva prisa para instaurar los nuevos límites de velocidad hasta que resulten pasadas las elecciones.
Desde el Gobierno se tiene ahora otro tipo de prioridad, poniendo especial empeño en distracciones, en concienciar a los conductores del peligro mismo que supone la conducción y la atención que hay que prestar para este ejercicio. Un cambio de los límites implicaría también modificación en la señalización y no se considera que eso sea ahora una prioridad en inversión.
Solución tras las elecciones
Es por ello que la directora de Tráfico, María Seguí ha mostrado abiertamente su enfado, dado que ella apuesta y cree que esta modificación de los límites de velocidad, reducirá accidentes, mortalidad y atropellos en el caso de las ciudades. Un pulso que seguramente tenga fin tras las elecciones.
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