Una nueva idea tiene en mente la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para restringir el tráfico en la ciudad. Su particular batalla contra los coches no pasa inadvertida para los conductores que ahora temen el nuevo movimiento, que se dirige tanto a la Castellana como a la propia Gran Vía madrileña.
Como posible y futuro proyecto, el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, ha encargado a los técnicos de su departamento una idea en la que desde hace tiempo se viene pensando. Un proyecto ambicioso para convertir la Castellana en un zona sin tráfico, reduciendo para ello su número de carriles (actualmente hay diez), además de la inclusión de zonas ajardinadas y carriles bicis.
Una medida destinada a solucionar el problema contra la contaminación derivado del tráfico, que podría ocasionar un grave perjuicio, en caso de hacer realidad, al tratarse la Castellana de un eje fundamental que sostiene la circulación diaria de 800.000 vehículos y que de verse limitada, sería foco de colapsos en los alrededores.
Una Gran Vía con menos carriles y más acera
Por otro lado, el otro centro dedicado en el plan de Carmena a reducir de manera drástica su tráfico, es la propia Gran Vía madrileña. Lugar emblemático de la capital caracterizado por su continuo ir y venir de coches y peatones. Precisamente considerando que en Navidad la Gran Vía está desbordada, Manuela Carmena quiere remediar esa situación para dejar más espacio al peatón en las aceras.
Para ello y sin tener todavía nada definitivo, se plantea una ampliación de las aceras en detrimento de los carriles de tráfico, lo que está pendiente de estudio al poder tener un impacto negativo en la fluidez de la circulación. Previo a llevar a cabo esta posibilidad que todavía es remota, se buscarían como soluciones más fáciles y alternativas, cortes de algún carril de tráfico para dar prioridad a los transeúntes en la particular guerra contra los vehículos de Carmena.
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