Esta estampa no es rara: sales de la playa con el bañador, te pones las chanclas y te subes al coche. Pues no sólo te estás exponiendo a tener un accidente, sino que además pueden multarte.
En verano, por algún motivo, nos volvemos muy descuidados en muchos aspectos, y el volante es uno de ellos. Será porque en vacaciones nos relajamos, porque las palabras ‘playa’ y ‘normas’ no encajan bien en la misma frase, o porque el calor pone nuestros sentidos bajo mínimos. Pero lo que es indiscutible es que las conductas temerarias se disparan, y en la carretera eso nos puede costar una multa o, aún peor, un accidente.
Conducir con chanclas o sin camiseta puede parecer, a priori, una buena idea. Así nos refrescamos, no perdemos tiempo cambiándonos y vamos más cómodos. Pues eso es completamente erróneo.
Más allá del temor que tengamos a una multa, el aspecto que debería resultarnos más importante es el de la seguridad. Y es que de nuestro calzado puede depender el tiempo que tardemos en pisar el freno, y la distancia que tardaremos en detener nuestro coche desde que detectemos un peligro. Deberíamos huir de cualquier calzado que limite nuestros movimientos y uno que se separa de nuestro pie a todo momento es, sin duda, uno de ellos. La falta de sujeción que pueda propiciar que en una situación de emergencia la chancla se suelte de nuestro pie y seamos incapaces de ejercer la presión necesaria para frenar sobre el pedal. Nuestros movimientos no puedan ser tan ágiles como con una zapatilla deportiva, o un zapato; y la falta de sujeción puede propiciar que la chancla se libere del pie y nos impida accionar los pedales con rapidez y seguridad.
Con chanclas y sin camiseta
El problema principal de conducir con chanclas ya ha quedado calro. Pero ¿qué peligro acarrea conducir sin camiseta? Muchos más de los evidentes. Lo primero, porque conducir con el pecho al aire no es cómodo. El roce del cinturón de seguridad sobre la piel es muy molesto, y hay tapizados, especialmente de piel y polipiel, que en verano se convierten en una fuente de calor si nuestra piel entra en contacto con el tejido del asiento. A eso hay que sumar que nuestra piel piede sufrir daños (y de bastante importancia) por rozaduras derivadas del cinturón, si sufrimos un accidente.
Pero por encima de esas incomodidades, que obviamente resultan muy subjetivas, la razón más importante para no hacerlo reside en el hecho de que lo más seguro, siempre, sea viajar con una temperatura adecuada en el habitáculo. Y una temperatura adecuada es aquella que te permitirá viajar con tu camiseta sin asfixiarte, ni sudar en exceso. Una temperatura excesiva en el habitáculo puede traducirse en problemas importantes, como deshidratación, o distracciones que desencadenen accidentes.
Qué dice la ley
Si bien la ley no dice expresamente «está prohibido conducir con chanclas», para empezar porque no está definido qué se entiende exactamente por ‘chanclas’. No obstante, el Capítulo II del Artículo 18 del Reglamento General de Circulación considera que «El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos».
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