Un atasco a ti te tortura… pero a tu coche también
Aunque no lo creas, un atasco es una pequeña tortura el coche. ¿O acaso no has visto algún coche averiado en mitad de un atasco?
Hasta 72 días a lo largo de toda la vida parados en un atasco. Esa es la situación de los españoles, que debemos ser aficionados.
Por eso, un español, a lo largo de un sólo año, reinicia la marcha y frena 18.000 veces, gracias al atasco mañanero. Y esto, como es de esperar, no siempre le sienta bien al motor.
Averías en atasco: el embrague
En una hora circulando en atasco, se realizan más cambios de marcha que en 1.000 kilómetros por autopista, algo que somete al embrague a un gran esfuerzo. La mejor forma de que no surja es arrancar pisando suavemente el acelerador, de tal forma que el no pase de 1.00- 1.300 revoluciones. Y cuidado, como siempre, para pisar a fondo el embrague.
Averías en atasco: frenos
No es necesario esperar al último momento para frenar. No sólo porque la distancia de seguridad hay que respetarla en todo momento, sino porque esto incrementa un 40% el desgaste de las pastillas y los discos de freno.
Averías en atasco: filtro del aire
Este elemento filtra el aire del exterior que se va a introducir en el motor. Las partículas de hollín y polvo generadas por los escapes de otros vehículos tienen a ensuciar el filtro de la cuenta. Cuando esas partículas están adheridas a la superficie del filtro minimizan la entrada del aire necesario para la combustión, algo que puede provocar que no llegue suficiente aire limpio al motor.
Averías en atasco: sistema de refrigeración
Los atascos, especialmente cuando son en verano, disparan las posibilidades de que el coche tenga un calentón. Y es que cuando los coches ruedan, al entrar aire por la parrilla frontal se refrigera el motor. Si, en cambio, está parado, esa función correrá a cuenta del sistema de refrigeración. El truco, cuando ves que el motor se está calentando, es poner la calefacción al máximo.
Averías en atasco: caja de cambio
Circular de forma habitual en atascos somete a un esfuerzo extra a una caja de cambio manual -sobre todo a la primera velocidad-. Con el tiempo podrían aparecer holguras en los engranajes -podría provocar que las marchas rasquen-; un fallo en las varillas del cambio -dificulta la inserción de las marchas-; desgaste en los sincronizadores -el coche podría escupir una marcha-..
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