Diario NEGOCIO Juan Arús 5/6/2010 25059
Las obras de arte, como el Picasso que el martes pasado se subastó por 82,7 millones de euros en Nueva York —la puja más alta de la historia—, no son el único vehículo de inversión para las economías pudientes en épocas de vacas flacas.
El sector de automoción también ha reaparecido en los dos últimos años como una alternativa a la decadencia del ladrillo y la Bolsa como ejes inversores de las grandes fortunas, ávidas de valores refugio y alérgicas a las sorpresas.
El domingo pasado, dos días antes de que la casa Christie´s vendiera el lienzo del genio malagueño Desnudo, Hojas verdes y Busto, se cerró en Mónaco la última de unas cada vez más frecuentes subastas de coches clásicos. Por casi el precio que pagó el Real Madrid por Cristiano Ronaldo en 2009.
La jornada concluyó con el récord histórico de pujas y de abonos en una subasta de una única jornada en el Principado: se compraron lotes de automóviles clásicos por valor de 33,23 millones de euros.
«Es indudable que hemos arrancado el año con fuerza y también que es un gran momento para este tipo de coches, aunque 2009 ya lo fue a pesar de la crisis», afirmó ayer a este periódico Max Girardo, director general de la casa de subastas RM en Europa.
Los muy ricos no ceden
Uno de los coches vendidos el domingo, un Ferrari de 1964 (ver imagen), cambió de manos por 2,8 millones de euros, más del doble del precio por el que hoy se adquiere el coche nuevo más caro del mundo a la venta, el exclusivo Bugatti Veyron.
Exactamente, en los dos últimos años y coincidiendo con la peor depresión económica desde el crack estadounidense en 1929, se han cerrado cinco de las diez transacciones más caras de la historia en subasta.
El tope lo marcó en mayo de 2009 un Ferrari 250 Testa Rossa, por el que se pagaron 12,4 millones de dólares, unos 9,7 millones de euros al cambio actual.
«La gente muy rica siempre tendrá dinero para automóviles fuera de serie, incluso en momentos complicados», apunta Girardo, quien cree que en 2010 los ingresos del sector aumentarán considerablemente.
Las cantidades que aparecen públicamente, además, no son la punta del iceberg de un negocio en el que la discreción es esencial.
Rob Myers, fundador y presidente de la casa británica de subastas RM —ha vendido cinco de los 10 coches más caros de la historia junto con su socio Sotheby´s—, ha asegurado en alguna ocasión que ha vendido coches por más de 15 millones de dólares.
De hecho, el director general de RM aseveró ayer a NEGOCIO que la compañía ha cerrado en este primer cuatrimestre la transacción de uno de los coches más caros de la historia.
La operación se concretó «privadamente, no en una subasta», indicó sucintamente el directivo, sin dar más detalles.
En la subasta del domingo pasado de Mónaco, en la que RM ofreció 252 automóviles (siete de ellos se entregaron por más de 1,4 millones de euros, y 20 por más de medio millón), se especificó el término «confidencial» en el precio de una pieza.
Se trata de un coche de carreras único, un BMW 328 MM Bügelfalte de 1937 que no encontró comprador.
Un pastel enorme
El negocio de las subastas se ha estirado como una goma en el último lustro. Aunque los coches clásicos siempre han sido un valor bien ponderado por las economías saneadas, su valor se ha situado en el punto de mira de los inversores en 2008 y en 2009, en medio de la zozobra financiera.
Max Girardo considera que esa tendencia se ha definido de modo nítido el año pasado, justo cuando los inversores o gestores de grandes fortunas han retornado a valores tangibles, que pueden tocar con las manos o apreciarse su valor de modo inmediato.
El Festival de Goodwood, donde se celebra cada año una de las más prestigiosas congregaciones anuales de velocidad para clásicos y deportivos, concluyó el año pasado con el mayor número de visitantes —más de 150.000— y con un valor conjunto récord de sus vehículos participantes: 300 millones de euros.
No todos los visitantes son grandes inversores, lógicamente. La lista anual que elabora Forbes señala que 2010 cuenta con 1.011 grandes fortunas en el mundo (con un patrimonio superior a mil millones de euros). El dato no es alto, pero sí netamente superior al de 2009 (793 fortunas).
James Knight, el jefe de Operaciones Internacionales de la casa inglesa Bonhams, señala a NEGOCIO que no más de 5.000 personas pujan cada año por clásicos en Reino Unido, la primera región mundial en este tipo de operaciones.
Knight estima que su empresa gestiona cada ejercicio unas 500 operaciones, y que éstas representan la mitad de las ventas en subastas anuales en Reino Unido.
Las previsiones para el mercado de las subastas son pujantes en este ejercicio, sobre todo si se tienen en cuenta las ofertas de los próximos meses.
Las dos citas más importantes se celebrarán en agosto, en Reims (Francia) por parte de Bonhams, y de la mano de RM, en Monterrey (California, EEUU).
En la última se ofrecerá un cupo de lotes con hasta seis exclusivos clásicos (un Shelby Cobra y un Ferrari Daytona, entre otros) con un valor de puja estimado de entre uno y 1,6 millones de dólares.
Fuente: Diario Negocio ed. Digital
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