En medio de la crisis, muchos necesitamos o hemos necesitado un coche pero comprarlo nuevo supone un desembolso de dinero demasiado alto. Por eso, pensar en recurrir a uno de segunda mano no es una idea tan descabellada como pueda parecer a algunos que prefieren que su coche sea suyo y sólo suyo y que no haya sido conducido por nadie más, sobre todo si tenemos la cuenta corriente flaqueando y no podemos meternos en un préstamo demasiado elevado.

Sin embargo, comprar un coche de segunda mano es un mundo. Hay mil opciones, mil consejos y el peligro, por supuesto, de que hayamos comprado un vehículo que al final nos cuesta más reparar que si hubiéramos comprado uno totalmente nuevo en un concesionario.

Lo primero que debes hacer es plantearte qué coche quieres. ¿Un todoterreno? ¿Un turismo? Ponte un precio aproximado de lo que te quieras gastar y aquellas condiciones que quieres que el vehículo cumpla. No te dejes llevar por el «a ver qué me ofrecen», porque sino te colarán algo con lo que luego es posible que no estés contento del todo.

Una vez tengas rellenados estos campos, toca pensar dónde comprar el coche. También hay varias opciones: puedes comprárselo a un particular, de modo que te saldrá considerablemente más barato, o en un concesionario, con lo que tendrás más seguridad al contar con una garantía. Localiza el mayor número posible de vehículos. Todos los que tengas son pocos, ya que así tendrás más para elegir. Por supuesto, sobra que te digamos que tienes que verlos personal y físicamente todos y cada uno de ellos. Lo de comprarlos por Internet no lo terminamos de ver.

De todas las opciones, la más segura para comprar un coche de segunda mano es siempre recurrir a alguien de mucha confianza: un amigo, un familiar. Sabremos qué uso ha recibido ese coche y además por eso de la confianza contamos con que no nos venderá cualquier chatarra.

 

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