Si creemos que dentro de nuestro vehículo somos dueños y tenemos un espacio privilegiado para nuestras emociones, estamos muy equivocados al contar con un ‘Gran Hermano’ constante. Tanto es así que no es de extrañar que se extiendan multas de tráfico por cantar y tener buen humor en el interior, debido a que todo puede conducir en última instancia a distracción.
Resulta curioso y principalmente con cierto olor recaudatorio, la multa de tráfico que nos llega gracias a la colaboración de Todoradares. En ella encontramos un motivo de esos curiosos y de cierto impacto por su rareza y también excesiva minuciosidad. No sabemos si el agente tenía mucho tiempo libre para tomar tal cantidad de datos y para verificar que la ‘danza’ en el interior del vehículo era exclusiva para una pista de baile, pero ante la duda ‘siempre es mejor multar’.
El agente cual espía y teniendo pocos quehaceres se dedicó durante 1,5 kilómetros a seguir al vehículo en cuestión, analizando paso por paso sus movimientos. De esta forma en el momento clave de una canción, imaginamos de esas que te hacen cantar a pleno pulmón, no dudó en apuntar como infracciones, el hecho de moverse o bailar, de dar palmas o incluso utilizar el volante como tambor. Todo ello según sus particulares apreciaciones y su ojo más que avizor.
A la caza incesante de la infracción
Ante este tipo de infracciones que surgen de una búsqueda incesante y en este caso de una seguimiento de 1,5 kilómetros, vemos un interés desmedido por cazar la infracción a cualquier precio. Un ejemplo que se complementa a los polémicos giros de cuello de 45 precisos grados en los que finalmente se ha dado la razón a los conductores.
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