Hay errores que no tienen perdón entre la sociedad española. Y si Esperanza Aguirre tenía alguna ‘esperanza’ de que su incidente o problema en el carril bus de la madrileña calle Gran Vía pasase desapercibido, era una cuestión meramente de segundos para comprobar cómo se convertía en la comidilla de todos los medios y en la broma fácil de las redes sociales.

Hay ideas que por más que surjan espontáneas y con buena intención, no son buenas de serie. Pongamos que la idea de parar aunque fuese sólo unos momentos, en plena Gran Vía madrileña y para más gravedad en un carril bus de la concurrida zona, para sacar dinero de un cajero, es por donde empezó el calvario de la conocida política Esperanza Aguirre. Siempre polémica, tal acción no iba a quedar en saco roto como tampoco se quedaron de brazos cruzados los agentes que estaban por las inmediaciones que no dudaron en poner la pertinente multa, considerada como grave, de 200 euros. Tras firmar el recibo los agentes le pidieron que esperase y ahí surgió el verdadero escándalo.

A partir de aquí nacen dos corrientes o versiones que lo que han hecho ha sido alimentar más una historia que comienza a parecer una auténtica ficción. Por un lado la política se defiende y no duda en afirmar que los agentes querían llevarse un trofeo aparte de la multa  y que al verla «se les alegró el día». Creyendo que ya no hacía falta nada más y que esta espera era del todo innecesaria, Aguirre, les indicó a los agentes que la podían buscar en casa y decidió marcharse más que voluntariamente rozando accidentalmente la moto de uno de los agentes. Versión que más adelante ratificó en su Facebook personal, generando un auténtico movimiento viral en las redes sociales.

Humor en las redes sociales

Por otro lado la versión de las autoridades que algunos testigos han ratificado, pone en entredicho esa buena predisposición de la conocida política a la hora de esperar instrucciones de los agentes. Se mantiene que sin autorización ninguna Aguirre emprendió la carrera golpeando una de las motos de los agentes y al propio agente, mientras siguió sin rectificación alguna su camino.

Ahora todo depende aparte de los testimonios y la opinión de los agentes que cuentan con  presunción de veracidad, de los vídeos de las cámaras de la zona que se han solicitado. Mientras tanto esta historia ha dado mucho de sí en los medios sociales, generando auténticas parodias (#AguirreALaFuga) de una situación que a cualquiera de nosotros nos parecería más que embarazosa.

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