Podría ser una falta de respeto, y de hecho muchos la califican como tal: ¿deben las personas mayores dejar de conducir? Por supuesto que no, se argumenta, tienen tanto derecho a seguir conduciendo mientras tengan vista, oído y movilidad como una persona de 30 años. Sin embargo, hay que ser realistas y tener en cuenta que desde los 55 años las habilidades para conducir quedan bastante mermadas.

Que tenga visión y oído no quiere decir que estén en buenas condiciones, es más, suele ser todo lo contrario. Además, sus reflejos son más lentos. En definitiva, muchas veces se convierten en peligros al volante: circulan lento, en ocasiones demasiado lentos, desconocen señales de tráfico o no reaccionan lo rápido que habría de hacerse ante un imprevisto al volante.

Sin embargo, que dejen el coche aparcado para siempre supone un trago muy duro que no todos están dispuestos a separar. La presidenta de Stop Accidentes, Ana María Campo, asegura que «cuando les arrancas el carnet, es como si les arrancaras el corazón. Pierden su autonomía y autoridad«.

En una situación así, encontrar un punto intermedio parece bastante complicado. De momento, lo que sí está claro es que conforme los conductores vayan haciéndose mayores más y más importante es que las pruebas para seguir renovando el permiso de conducir se compliquen y se hagan más complejas.

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