Una de las particularidades de este verano en relación con los radares en la carretera, además de que los conductores cuentan con una ubicación aproximada de los dispositivos móviles, es la incursión de una flota extensa y peculiar de radares camuflados que resultan prácticamente indetectables.
Si el pasado verano, el protagonista indiscutible resultaba el radar Pegasus, tanto por su novedad, como por su eficiencia para elevar los índices de multas de tráfico desde las alturas, este año la Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con nuevos radares, en total 50, que basan su éxito en el camuflaje en modelos como Citroën C4 y Peugeot 3008 respectivamente. Una baza basada en la versión más precisa del denominado ‘Multaradar C’ que además de ser prácticamente indetectable, permite controlar hasta nueve carriles en ambos sentidos, aunque en nuestro país sólo esté programado para vigilar seis carriles simultáneos.
Sin embargo no es ésta, la única medida que ha tomado Tráfico para controlar los excesos (en especial de velocidad) en la carretera. Dando de nuevo más protagonismo al concepto de radar móvil oculto, también se ha hecho con una tecnología más inteligente, unas unidades concretas que permiten distinguir a los vehículos y su carga. De esta forma se lleva un control especial a los transportes en carretera y sus distintas limitaciones de velocidad en función de su volumen, con respecto a otros vehículos.
Foco en las carreteras secundarias
Todo esto programado en la nueva normativa de ‘Tolerancia 7‘, que permite circular 7 kilómetros por encima del límite para velocidades menores de 100 kilómetros por hora y de 7% para los que cuenten con una velocidad superior. Dispositivos que utilizan la mejor forma de camuflaje, unido con un control mucho más exhaustivo en las vías secundarias, para la campaña exclusiva de este verano.
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