De un tiempo a esta parte Tráfico lanzó su particular cruzada a los vehículos antiguos que seguían en circulación por nuestras carreteras. En su deber de informar al conductor, no se dudó en enviar cartas alertando del peligro y de la necesidad de cambiar aquellos vehículos con más de 7 años de antigüedad, mientras paralelamente se producía una importante incoherencia.
Convencidos de que la antigüedad del parque automovilístico es un factor determinante en la siniestralidad de nuestras vías, Tráfico no ha escatimado en todo este tiempo en alertar por medio de diferentes campañas, avisos de cartas en domicilios y hasta con un endurecimiento de las revisiones de ITV, para acabar con uno de los males derivados directos de la crisis económica.
En su empeño por concienciar al conductor del peligro e inestabilidad de los vehículos viejos en nuestras vías, ha descuidado una parte muy importante y es que los propios funcionarios de Tráfico circulan en vehículos con más de doce años de antigüedad y en algunos casos extremos hasta con más de veinte, tal como han puesto de manifiesto en un comunicado la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra).
Distinciones entre vehículos y cargos
En su protesta van más lejos, indicando que existen ‘clases’ y que para los desplazamientos oficiales se utilizan vehículos «practicamente nuevos» frente a los de uso general que son «los que cuentan con una antigüedad de entre 15 y 20 años». Un discurso que recalcan de incoherente y por el que piden ahora que se tome las correspondientes medidas para no exigir a la ciudadanía «lo que los propios vehículos de la DGT no cumplen».
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