Los avances tecnológicos han hecho que conducir sea una práctica mucho más cómoda que antaño. No obstante, no todo son ventajas: algunos de estos avances suponen un riesgo al volante.
La Fundación AAA ha elaborado un informe en que evalúa cómo de peligrosas son algunas prácticas habituales al volante. Así, las ha clasificado en distintos niveles, en función del riesgo que suponen. Acciones tan habituales como escuchar la radio, hablar por el manos libres o fumar pueden suponer una distracción importante y, así, provocar accidentes.
Dentro de la categoría de «Riesgo mínimo» se encuentran, en este estudio, escuchar la radio o escuchar audio libros. A pesar de que esta segunda entraña un riesgo ligeramente mayor por el nivel de concentración que conlleva, desde la Fundación siguen considerando su uso durante la conducción como no peligroso, puesto que no merma la capacidad de reacción ni el tiempo y la distancia empleados en ella. No obstante, matizan, el volumen debe ser agradable y no es recomendable cambiar de emisora durante el trayecto.
Otra categoría sería la de «riesgo moderado». Así, puede limitar ligeramente nuestra capacidad de conducción el ir hablando con un pasajero sentado en el asiento trasero mientras se está al volante. Este nivel de riesgo, de todos modos, no incluiría la posibilidad de girar la cabeza durante la conversación, ni tampoco de gesticular con las manos; estas dos acciones, lógicamente, aumentarían el riesgo de sufrir un accidente durante la conducción. También entienden que entraña un riesgo moderado el uso del móvil, pero siempre es perferible mediante el uso del manos libres, puesto que no supone el uso de las manos, a pesar de que también supone una distracción cognitiva. Su consejo, de todos modos, es el de apagar el teléfono cuando se esté al volante, reduciendo este riesgo a cero.
La última categoría sería la de «riesgo molesto», que incluye acciones como la de dictar texto a los teléfonos inteligentes. Redactar mails o mensajes de texto puede poner en riesgo nuestra seguridad, puesto que supone un gran trabajo mental que distrae de la carretera.
Elementos psicológicos
A pesar de ser algunas de las distracciones más visibles, estos no son los únicos riesgos al volante. Y es que hay factores psicológicos que también resultan determinantes, como el grado de ansiedad al volante, que puede distraernos, volvernos agresivos o, incluso, temerarios. Así, algunos estudios afirman que el 32% de los conductores se sienten intranquilos al volante, el 18% siente ansiedad, y hasta un 4% padece fobia a la conducción. En total son el 54% de las personas que se sientan al volante.
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