No estarán anunciados pero tampoco se esconderán. La Ertzaina, que ha presentado sus nuevos equipos de radares pistola láser, no quiere que los automovilistas piensen que van a jugar ‘sucio’ en su lucha contra los excesos de velocidad, pero lo cierto es estos dispositivos son tan pequeños y fáciles que aun estando a la vista, será muy difícil detectarlos.
De hecho, los aparatos pueden ser instalados sobre un trípode, o colocados en un soporte fijo sobre una moto o accionados desde el interior de un vehículo camuflado. Porque usarlos a mano, como si de una pistola se tratase, dejaría la medición al albur del pulso del agente.
La Ertzaina será el primer cuerpo de Tráfico en usarlos, ya que hasta ahora (y desde 2014) sólo estaban en manos de la Policía Local de grandes ciudades como Barcelona o Madrid. Se trata, en concreto, de aparatos modelo TruCAM, cuyo precio está por debajo de los 25.000 euros.
Radares de alta precisión
En este caso, son tres equipos, uno por cada provincia y reemplazarán a otros tantos móviles. Su precisión es muy alta: pueden detectar vehículos que circulan en las dos direcciones, medir su velocidad a 1.000 metros (aunque para fotografiar con nitidez deben estar a 200 metros como máximo) y con un margen de error de unos dos kilómetros por hora.
Además, ya que todo el conjunto (formado por la unidad de medición de velocidad láser, cámara fotográfica, batería y pantalla digital táctil) es extremadamente compacto y ligero (sobre 1,5 kilos), podrán colocarse en lugares donde no había espacio para aparcar un automóvil o hacerlo era demasiado evidente para los posibles infractores. Lo cual abre la puerta a su utilización en las llamadas zonas 30, vías secundarias y cercanías de colegios u hospitales.
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