Hay muchos mitos en torno a los radares circulando, y todos tienen como finalidad escaparse de la multa, pero no todos son ciertos.
– SI VAS MUY RAPIDO NO TE PILLAN. Para eso tendrías que ir a una velocidad desorbitada. Actualmente existen radares que miden hasta los 320 km/h.
– PUEDO TRUCAR LA MATRÍCULA. Ni con un cd, ni doblando la chapa, ni echándole laca. Esos trucos no funcionan. Si bien algunos de ellos, como doblar la matrícula, pueden hacer que no se pueda identificar el vehículo, el remedio puede ser peor que la enfermedad: se trata de una infracción grave que conlleva una multa de 200 euros.
Con respecto a todos los rumores que circulan sobre aplicar productos para deslumbrar a los radares, también puedes olvidarlo: están dotados de un dispositivo que evita su deslumbramiento.
– POR LA NOCHE NO FUNCIONA. Los radares funcionan perfectamente las 24 horas del día, haya o no haya luz; incluso algunos tienen flashes de luz infrarroja invisible. El único momento en el que podrían perder visibilidad sería durante una gran tormenta, pero tampoco es seguro.
– TODOS LOS RADARES FIJOS ESTAN SEÑALIZADOS. En carretera es así, pero no necesariamente en los centros urbanos. Ve con cuidado, porque son traicioneros. Recuerda, además, que muchos radares fijos vigilan ambos sentidos de la circulación.
– DONDE HAY UNA CABINA, HAY UN RADAR. No necesariamente. Algunas cabinas están vacías, y sirven simplemente como elemento disuasorio. La pega es que nunca se sabe cuál está completa y cuál no.
– SI EL RADAR MÓVIL ESTÁ EN MARCHA, NO MULTA. Los radares están capacitados para calcular la velocidad del coche patrulla y, teniéndola en cuenta, saber al velocidad a la que circulan el resto de vehículos.
– LO MEJOR ES UN INHIBIDOR. Honestamente, no te lo recomendamos. Llevar un inhibidor instalado puede suponerte una multa de 6.000 euros -sin posibilidad del 50% de reducción- y la retirada de seis puntos. Además, si lo consideran oportuno, la Policía o la Guardia Civil también podrá acompañarte a un taller para que te desinstalen el inhibidor, y deberás correr con el gasto de esa reparación.
Una vez analizados todos los mitos sobre los radares, sólo nos quedan dos opciones: o respetar los límites de velocidad, o confiar mucho en nuestra suerte.
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