Conducir estando en tratamiento con antidepresivos

¿Se puede conducir tomando antidepresivos?
Los trastornos depresivos son una patología frecuente. En ella, no sólo la padece el afectado, sino también los que están a su alrededor. Por eso, se suele tratar con antidepresivos que no siempre son compatibles con la conducción.

La depresión es una patología que puede afectar a cualquiera en un momento dado. La parte buena es que, en la mayoría de los casos, se consigue controlar. Con frecuencia, el tratamiento pasa por los antidepresivos.

La depresión cursa con diversas manifestaciones, siendo una de las primordiales el bajo estado de humor o ánimo y de conducta (desinterés por todo y visión negativa de la vida). Esta patología, además, deteriora el rendimiento cognitivo y la capacidad de concentración. Por eso, una persona con estos síntomas no deberá, en principio, conducir, como medida de prevención ante una mayor accidentalidad.

El tratamiento con antidepresivos

Actualmente, cuando una persona es diagnosticada con depresión se la pone, en el menor tiempo posible, bajo un tratamiento de antidepresivos. Con frecuencia, además, necesitará también tratamiento psicológico.

Una de las particularidades del tratamiento con antidepresivos es que sus efectos no son inmediatos. Al contrario, la mejoría comenzará a notarse después de varias semanas, y siempre de manera progresiva. También por este motivo el tratamiento se mantendrá durante unos meses, cuyo número variará en función de la situación de cada paciente.

Los antidepresivos y la conducción

Como decíamos, algunos de los síntomas de la depresión pueden afectar directamente a la capacidad para conducir. Así, el desinterés, en enaltecimiento o la baja capacidad de concentración supondrán trabas para ponerse al volante.

Es por eso que, en principio, está desaconsejado que conduzca una persona con depresión sin haber empezado el tratamiento con antidepresivos. Pero ¿qué pasa una vez se han empezado a tomar?

Los fármacos antidepresivos mejoran la situación clínica del paciente y le permiten encontrarse en mejores condiciones para conducir. No obstante, como cualquier medicamento, pueden tener efectos secundarios en algunos pacientes.

Éstos deberán tener en cuenta que, si bien en un primer momento no deberán conducir, están inmersos en un proceso evolutivo. Por eso, a medida que el paciente continúe con la medicación, tolerará mejor esos efectos adversos y mejorará en su situación clínica. Finalmente, la mayoría podrá conducir con normalidad.

La opinión de los médicos

Por todo esto, los médicos recomiendan no conducir durante las primeras semanas, así como utilizar maquinaria pesada o llevar a cabo trabajos de riesgo. Así, evitarán que algunos posibles efectos secundarios (somnolencia, vértigos, mareos…) les perjudique en la conducción.

A pesar de que todos los antidepresivos llevan su propio pictograma sobre conducción, no todos afectan a la conducción en el mismo grado. Por eso, cuando necesitemos conducir lo mejor será consultarlo con el médico o el farmacéutico, que podrán prescribirnos el medicamento más adecuado.

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