Aprovechando su posición y el uniforme, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona decidió vengarse por su cuenta de la grúa que en dos ocasiones retiró su vehículo por estar mal estacionado. Su revancha consistió en una serie de multas falsas por las que ahora el fiscal solicita hasta cinco años de cárcel.
Un mal estacionamiento fue el punto de partida de todo. La incorrecta acción derivó en una grúa llevándose el vehículo de un agente que lejos de asumir su fallo comenzó a preparar una metódica venganza que se intensificó cuando por segunda vez y en otro mal aparcamiento la grúa tuvo de nuevo que intervenir.
Como revancha, el agente puso cuatro multas falsas a grúas municipales alegando como motivos en todas ellas que se habían saltado un semáforo en rojo. Este deseo de venganza fue recurrido por los sancionados y mediante comprobaciones de las propias multas y de las grúas se verificó que algunas de éstas no habían salido de las cocheras en las horas concretadas mientras que otras estaban en otros puntos de la ciudad.
Todo ello ha llevado a que el fiscal solicite cinco años de cárcel y la inhabilitación para el agente en su profesión al haber llevado demasiado lejos su rencor generando con ello un delito continuado de falsedad en documento oficial.
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